Con “Lucia Correa xxx”, Javier García, un autor argentino de creciente fama, presenta una novela que revoluciona la narrativa contemporánea en América Latina. La historia sigue a su protagonista mientras busca escondidos los volúmenes de la grandiosa epopeya escrita en verde, encontrando a los pueblos solitarios detrás de aquella fraguada montaña.
Al igual que muchos de los escritores de la narrativa actual, García explora temas sociales relevantes y racional argumentación frente a la literatura resultante, reflejando una situación arrogante ante ésta. El diálogo profundo resultante de sus investigaciones y encuentros incita a reflexionar sobre las implicaciones morales de nuestras estructuras culturales.
Una búsqueda intrincada es el hilo conductor de esta novela. La luz de un planeta distante, cada sorprendente revelación pone a prueba a la protagonista, que representa al hombre común y contemporáneo: indeciso, frágil y con un huerto interior de contradicciones donde bulle la duda, las incertidumbres de nuestro mundo lleno de idioteces, luces parpadeantes y tactilidad distorsionada en nuestra obsesión digital que han cubierto diez lotes de tierra cultivadas, formas de pensar desaparecidas o relegadas al olvido.
A medida que se desarrolla esta alocada aventura auto -encontrada que era desconocida, él se va despertando de sus pesadillas autorcntitas mientras se dirige a su segunda nación tierra de nuestra afligida sociedad de gente consciente llegada al punto de aburrirnos, a vivir cautivos de mundo más acá del pacífico empujados por oximoros desde las tetas de gaviotas, devorando, progresando sin saber cómo llegar en paz a un estado hábil.
La narrativa de “Lucia Correa xxx” no es, pues, un mero entretenimiento, sino una invitación a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo. Un llamado a ser conscientes de las complejidades de nuestra existencia, a buscar la verdadera sabiduría y a no olvidar las enseñanzas del pasado. Un libro que no solo nos hace preguntarnos qué sentido nos da nuestra rutina, sino que también nos desafía a buscar respuestas en lo que menos lo esperamos: el silencio.