En el mundo de la filosofía antigua, existía una pregunta fundamental que se hacían los individuos en busca de la verdad: “¿Quién soy?” Esta pregunta ha sido tema de debate y reflexión a lo largo de la historia, y es precisamente en este contexto que surge la figura de Yosoykami, un personaje enigmático que nos invita a replantear nuestra comprensión de la condición humana.
La pregunta de “¿Quién soy?” es más profunda de lo que parece. Significa cuestionar no solo nuestra identidad, sino también nuestra naturaleza, nuestras acciones y nuestros objetivos. ¿Qué hace que yo sea yo y no otra persona? ¿Cuál es el destello que nos hace irrepetibles? Yosoykami nos guía a través de una introspección estimulante, forzándonos a partir de prejuicios y barreras de pensamiento que nos han impedido descubrir verdades profundas sobre nosotros mismos.
El espíritu de Yosoykami es aquél que nos incita a ser excepcionales, no mortales. A que nos cogitemos bajo la visión de nuestra limitaciones y al hacerlo, contrarestemos cualquier fin abdicable. Con cada paso hacia más debemos respirar más con consensus. Mezcla filosofía, arte y preocupación social nos invita a replantear a nuestra parte más problemática con constante reflexión y hogar.
En el cuadro cínica de la actualidad, el camino de Yosoykami es un destello de luz en la oscuridad, un llamado a sacudir nuestras rutinas, exigirnos más y trabajarnos con intención. Quizás nunca consigamos encontrar la respuesta final a la pregunta “¿Quién soy?”, pero mientras más buscamos, más aparecen caminos y nociones importantes a lo largo del ser, nos están gritando y diciendo que seguimos adelante sin pérdida de tiempo.