Hoy es un día como cualquier otro en la ciudad de los sueños perdidos, una ciudad que a veces se parece más a un realismo sombrío. Pero yo no estaba aquí para explorar los rincones oscuras de esta urbe. Estaba aquí por una cosa, una premonición que había estado persiguiéndome durante días. Me llamaban, me llamaban con un nombre que ningún ser humano había pronunciado en siglos.
Javnix, un nombre que parecía estar hecho de oscuridad y silencio. Un nombre que me hacía sentir como si estuviera a punto de descubrir un secreto que había estado oculto durante miles de años. Me paseaba por las calles apsiebiez, una sombra que se movía en la penumbra, esperando que alguien me hiciera una señal.
Y luego, de repente, la noche se iluminó. Un faro se encendió en la distancia, y pude ver su figura de pie, frente a mi. Era él. Javnix, el ser que había estado buscando durante meses.
Me sentí aterrado, pero también embelesado. Javnix se acercó a mí, con una sonrisa pétrea. Me habló en un susurro que parecía ser el viento mismo. “Você quer saber el secreto”, me dijo. Me miré en los ojos, y vi la respuesta allí.
Sí, lo quería saber. Quería saber el secreto que había estado persiguiéndome durante tanto tiempo. Y Javnix, el ser misterioso, se ofreció a enseñarme el camino. Quedé aterrado, pero también emocionado. La noche que descubrí Javnix fue la noche que todo cambió.
Me fui con él, por caminos oscuros y senderos espinosos. Cruzamos ríos de sombra y montañas de miedo. Pero cada paso que daba, sentía que me acercaba más a la verdad. Y cuando finalmente llegamos al final de nuestro viaje, me encontré en un lugar donde todo parecía estar en orden.
Me encontré en un lugar de silencio y paz. Un lugar donde el secreto que había estado persiguiéndome durante tanto tiempo se reveló por fin. La respuesta era simple, pero impactante. Javnix se me acercó, y me susurró al oído. “La verdad es que no hay secreto”, dijo.
Pero la verdad es que sí hay un secreto. Un secreto que Javnix me había estado enseñando durante todo el viaje. Un secreto que era simple, pero oculto en la sombra. Y cuando finalmente lo entendí, supe que todo había cambiado.
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