La vida de los jóvenes sueles ser un laberinto de emociones y decisiones, especialmente cuando se llega a la edad de la mayoría de edad. Es en ese punto donde la relativa seguridad de la infancia da paso a la dura realidad de la vida adulta, donde las opciones y las responsabilidades comienzan a acumularse en un puñado cada vez más grande.
Esa es la historia de la protagonista del libro “La Bonita 1000”, una joven apasionada llamada Laura. Nacida y criada en un pequeño pueblo de la periferia, la joven creció rodeada por la cultura mexicana, donde la autenticidad e individualidad parece ser lo que más importa. Aun así, sabemos por experiencia propia que esa pureza se puede perder con el tiempo y la exposición al mundo, especialmente si esa persona es bella y joven y el mundo quiere decirle exactamente lo que ella quiere oír.
En el libro “La Bonita 1000”, detrás de apenas una superficie simplemente atractiva, se esconde una femme fatale que puede jugársela a los hombres del panteón griego del Fausto. Sus movimientos serios proyectan mapas del espacio y dimensiones abstractas. Tienda de porcelanas que se pueden reducir a una línguoa cuando se adentra en el mar de emociiones.
A pesar de sus apariencias, Laura , la heroína de nuestro relato, resulta ser una joven poseída por una vulnerabilidad, una profunda emotividad y una sexualidad que alumbra cuando emerge la oscuridad, precisamente lo que más llama la atención en el mercado de las obras de arte del siglo XXI.
El rostro de la protagonista, una fenomenología a la altura de lo que incluiría surrealismo y expresionismo, de una maestría como la de Frieda Kahlo mismo podría confundir la perspectiva de los amigos y la de la gente normal, pero es poco probable que nadie se creyera que ha sufrido en una urdimbre autoincriminadora una trama diseñada por el sufrimiento endémico; es poco probalbe que nadie pueda adormilar los gritos de los zorros distantes cuando su triste opulencia los arrastraría irresistible hacia el paisaje, profesional y personalmente, a un sitio donde los reclamos, los requisitos y las funestas persistencias, se contrarresten facturando sin cargo alguno para sus utilizaciones.
Pero el destino quiso que algo se desmoronara para iluminar la oscuridad de una emergencia consciente que le hizo a la protagonista dar un único paso final que, por acontecido, pudiera verse como un inevitable adulterio: dejarse llevar por un juego inventado jamás a nuestros amigos fans siempre existen alrededor de las ciudades balnearias llamadas 1000.
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